Antonia López y Niño de las Cueva
Continuando la labor iniciada el curso pasado de ofrecer recitales de artistas almerienses abiertos al público, el pasado viernes día 16 de febrero nos visitó la cantaora Antonia López que estuvo acompañada por el conocido guitarrista Niño de las Cuevas.
Antonia pertenece a la generación de artistas almerienses que mantuvieron la llama viva del flamenco durante los duros años en que Almería estaba prácticamente aislada del resto de Andalucía y de España, debido a las malas comunicaciones por carretera y ferrocarril. El papel de estos artistas fue fundamental para mantener la afición en este extremo de la Andalucía Oriental. A esta generación pertenecieron los hermanos Gómez. José Sorroche, Luis el de la Venta entre otros destacados artistas, donde Antonia era las más joven del grupo. Su vínculo con el flamenco ha trascendido a ella misma, proyectándose en la persona de su hija la excelente cantaora Rocio Segura
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Inició la noche cantando por un estilo poco habitual en las peñas ,la mariana, que ejecutó con mucho gusto y elegancia y que remató por los conocidos tangos del Sacromonte granadino. debido a que ambos estilos tienen el mismo patrón rítmico. Continuó cantando por la malagueña que ella escuchara en las grabaciones del Niño de Cabal que luego populariza Vallejo y posteriormente Valderrama, remató por el clásico fandango abandolao de Juan Breva. Continuó con la canción Maria de la O en compás de bulerías que relizó con la gracia que requiere este tipo de cante. Cantó por soleá con varias melodías de las conocidas como apolas y continuó con las clásicas trianeras de Charamusco.
No podían faltar los cantes de la tierra que concretó en dos tarantas, la primera de Almería: “Oria, Cantoria y Albox…” y cerró con una de Linares, donde puso de manifiesto el dominio que tiene de estos cantes. Continuó con una zambra de Caracol en la que fue recorriendo varios estilos desde la salida por siguiriyas, pasando por tientos para rematar con el conocido fandango caracolero. Cerró su recital por fandangos, haciendo un recorrido por los clásicos de Vallejo y Marchena con aire de soleá, rematando por Huelva con letras propias alusivas a su relación con Huelva (su lugar de nacimiento) y Almería.
Como se ha dicho al principio fue acompañada por la guitarra de Antonio García “Niño de las Cuevas” que una vez más demostró su oficio en del difícil arte del acompañamiento al cante. Su afición y conocimientos del cante le permitió establecer una relación fluida con la cantaora, surgiendo un conjunto armónico donde voz y guitarra suenan como pieza única. Antonia por su parte volvió a demostrar la dulzura y belleza de su voz, especialmente en los registros más graves y de mayor dificultad. En definitiva una gran noche de flamenco que la peña ofreció a la sociedad almeriense.
El Alpargatero.