El jueves 24 de mayo recibimos, de nuevo, en la Peña a David Palomar y a Rafael Rodríguez, que tan buena impresión nos causaron en su actuación del año anterior.
David es un cantaor típicamente gaditano que recuerda constantemente a los maestros de esa tierra, pero haciendo aportaciones personales propias de un flamenco de esta época.
Empezó por cantiñas de Cádiz, en las que incluyó las típicas alegrías y también romeras y cantiña de Las Mirris. Siguió por tangos caleteros, creación de Pedro Bancalero, El Niño del Mentidero con aires de tientos y con sabor de alegrías.
En las siguiriyas se alejó de la escuela gaditana para centrarse en Jerez; estilos de Tío José de Paula, de Joaquín Lacherna y la cabal de Silverio. David es un cantaor con mucha capacidad de transmisión con el público y así lo puso de manifiesto en este emotivo cante. Más ritmo y más gracia gaditana, a compás de tangos fue encadenando distintas melodías de garrotín, tangos del Piyayo y los tangos del Titi de Triana.
Por soleá recorrió los estilos gaditanos de los creadores El Mellizo y Paquirri, incluyendo un recuerdo a Fernanda de Utrera y al Tío Chozas.
Siendo David gaditano, no podían faltar los tanguillos de su tierra, en ellos se acordó de Chano Lobato y de Mariana Cornejo. Como dato curioso, incluyó los tanguillos de Joaquín el de la Paula que dio a conocer Manolito el de María. Es un estilo muy poco conocido que dice mucho de la preocupación de David por rescatar cantes antiguos.
Después, fandangos por estilos que no se cantan con frecuencia, los de María La Sabina, El Rubio para terminar con el del maestro Chocolate.
Cerró su actuación cantando y bailando por bulerías. Hizo un amplio recorrido por distintas melodías que nos recordaron a grandes artistas que destacaron en este palo, Fernanda y Bernarda, Manolo Vargas, Bambino, Camarón y Juan Villar.
Es un auténtico lujo escuchar la guitarra de Rafael Rodríguez. En todo momento estuvo arropando el cante y luciéndose en las falsetas, primando la dulzura y el sentimiento sobre la técnica. Rafael basa su toque en el clasicismo pero dotado de gran personalidad.
El Alpargatero