Ezequiel Benítez y José de Pura
Ezequiel es un cantaor que en su forma de decir el cante va más allá de las formas musicales, su expresividad crea una relación directa entre cantaor y aficionados, donde además de la melodía y el ritmo se cuela una forma de decir -de contar- el cante, que hace a todos sentirse implicados en lo que está pasando. El viernes 16 de marzo en su recital en la Peña el Taranto, su compañero José de Pura supo acompañarle en esta narración donde todos los asistentes se vieron involucrados. Ezequiel no solo cantó sino que dijo unos cantes y contó unas letras con la voz, la guitarra, los movimientos del cuerpo, la expresión de la cara, la mirada….
Inició su actuación cantando por tientos con letras propias y estilos tradicionales gaditanos ejecutadas de un modo personal y que dieron paso a unas alegrías que dedicó al maestro Aurelio Sellés. Como buen conocedor de los cantes de su tierra meció las alegrías con la gracia y el compás que estos cantes requieren. Continuó cantando por soleá que según dijo tomó de su paisana del Barrio de Santiago María Bala y que están fuertemente inspiradas en la de Curro Frijones y remató por la soleá grande de Triana. Luego sorprendió con otra especialidad propia de los jerezanos como fue, en este caso, cantar los fandangos del Gloria a ritmo de bulerías y con letras de su padre Alfredo Benítez. Siguiendo con la línea gaditana hizo unos tangos de Cádiz de corte popular al estilo de Paco Cepero. Lo mejor de la noche llegó en el cante por siguiriyas que ejecutó con gran sentimiento y fuerza que llegó a emocionar al numeroso público que premió con encendidos aplausos la entrega del cantaor. Por este palo hizo los estilos de sus paisanos Manuel Torre, Diego el Marruro y tio José de Paula que remató por la cabal de Silverio. Volvió a los fandangos, esta vez libre de compas como es tradicional, acordándose de cantaores sevillanos como Pepe Pinto, el Niño de la Calzá y el Almendro. Cerró el recital cantando por bulerías donde introdujo letras propias, poniendo de manifiesto su faceta de compositor, rematando sus bulerías con músicas de fandangos.
Nos sorprendió gratamente José de Pura al que hemos visto en sus sucesivas visitas a la Peña mejorar de forma significativa, en esta ocasión además de mantener un toque limpio y brillante, supo adaptarse en todo momento a las exigencias del cantaor, resultando un conjunto armónico de particular belleza que comunicó muy directamente con el público.
El Alpargatero.