Si no han oído hablar de él o no han tenido la oportunidad de escucharlo cantar, apunten este nombre: Guillermo Cano (Bollullos del Condado –Huelva- 1973). Era la cuarta vez que que actuaba en El Taranto, acompañado por distintos y muy buenos guitarristas, habiendo dejado siempre aroma de buen cantaor y una cada vez más larga lista de aficionados atentos a su trayectoria. El jueves, en el marco de la XL Semana Flamenca de la Peña El Taranto, Guillermo superó el buen nivel de anteriores actuaciones cuajando un recital pleno de poderío, conocimiento y buen gusto. Un aficionado veterano comentó en voz baja “este muchacho anda sobrao” y es cierto, tiene unas condiciones innatas para cantar que él, no obstante, sabe manejar con arte y buen criterio. Su grito es un grito flamenco, controlado, modulado, sin desafinar media nota. Es muy estudioso, conoce bien los cantes, lo que le habrá ayudado, sin duda, a ganar los más prestigiosos concursos, contando entre sus premios el primer puesto en tres modalidades del Concurso de La Unión. Tuve la oportunidad de hablar con él durante un largo tiempo y me pareció una persona con la cabeza muy bien amueblada que sabe lo que quiere y que es consciente de que ha de conseguirlo a base de trabajo, sacrificio y más trabajo.
Otro aspecto que me llama la atención y que me ayuda a reforzar mi opinión favorable a su categoría es lo bien acompañado que está siempre a la guitarra. Grandes músicos y mejores guitarristas que no se achican y saben dar el toque adecuado a una voz tan potente y medida como la que atesora el onubense. Daniel Navarro “Niño de Pura” (Sevilla, 1966) es, sin duda, uno de los mejores guitarristas de la actualidad y mira que los hay buenos. Es profesor de Flamencología y Guitarra Flamenca en el Conservatorio Superior de Música de Córdoba. Ganador, también, de los premios más importantes – el de La Unión, el Giraldillo de la Bienal de Sevilla y el de El Taranto-, es un tocaor brillante, de notas limpias, concertista de éxito y acompañante ideal para las condiciones artísticas de Guillermo Cano. Se entienden tan solo con una fugaz mirada y disfrutan de la música que los hace cómplices en la búsqueda del ole entusiasta de los aficionados. El recital del jueves en los aljibes fue largo y variado, desde los cantes de gran enjundia, siguiriyas y soleá, a los tangos más festeros, a los nuestros de levante, a unas preciosas alegrías de Cádiz, al tiempo que se acordaba de otros tiempos y otro lugares con unos cantes de ida y vuelta que le vienen como anillo al dedo. Terminó con una serie de fandangos valientes para dejar al público en pie y a la espera de una próxima ocasión.
Llevo varios días disfrutando en directo de una música que, bien hecha, me emociona y me pide el cuerpo escribir que el flamenco no está en peligro, que hay flamenco para rato. Guillermo Cano y Niño de Pura son unos jóvenes veteranos, en plena madurez artística, en un espléndido momento de su carrera. Pertenecen a una generación que ha dado muy buenos flamencos que están triunfando por todo el mundo y detrás de ellos vienen empujando una buena cantidad de jóvenes artistas que estudian a los antiguos maestros y aportan matices propios de un arte que ha de estar vivo. La 40ª Semana Flamenca de El Taranto está ya en su recta final y ya podemos afirmar sin temor a equivocarnos que ha conseguido sus objetivo fundamental: ofrecer a los aficionados unos recitales de primera categoría, en un marco que parece que fuera diseñado hace casi mil años para escuchar buena música. Así mismo, se ha puesto un nuevo peldaño de prestigio para un ciclo cultural que dura ya cuarenta años ininterrumpidos para mayor prestigio de El Taranto y, porqué no decirlo, de la oferta cultural de nuestra ciudad.
Si no han oído hablar de él o no han tenido la oportunidad de escucharlo cantar, apunten este nombre: Guillermo Cano (Bollullos del Condado –Huelva- 1973). Era la cuarta vez que que actuaba en El Taranto, acompañado por distintos y muy buenos guitarristas, habiendo dejado siempre aroma de buen cantaor y una cada vez más larga lista de aficionados atentos a su trayectoria. El jueves, en el marco de la XL Semana Flamenca de la Peña El Taranto, Guillermo superó el buen nivel de anteriores actuaciones cuajando un recital pleno de poderío, conocimiento y buen gusto. Un aficionado veterano comentó en voz baja “este muchacho anda sobrao” y es cierto, tiene unas condiciones innatas para cantar que él, no obstante, sabe manejar con arte y buen criterio. Su grito es un grito flamenco, controlado, modulado, sin desafinar media nota. Es muy estudioso, conoce bien los cantes, lo que le habrá ayudado, sin duda, a ganar los más prestigiosos concursos, contando entre sus premios el primer puesto en tres modalidades del Concurso de La Unión. Tuve la oportunidad de hablar con él durante un largo tiempo y me pareció una persona con la cabeza muy bien amueblada que sabe lo que quiere y que es consciente de que ha de conseguirlo a base de trabajo, sacrificio y más trabajo.
Otro aspecto que me llama la atención y que me ayuda a reforzar mi opinión favorable a su categoría es lo bien acompañado que está siempre a la guitarra. Grandes músicos y mejores guitarristas que no se achican y saben dar el toque adecuado a una voz tan potente y medida como la que atesora el onubense. Daniel Navarro “Niño de Pura” (Sevilla, 1966) es, sin duda, uno de los mejores guitarristas de la actualidad y mira que los hay buenos. Es profesor de Flamencología y Guitarra Flamenca en el Conservatorio Superior de Música de Córdoba. Ganador, también, de los premios más importantes – el de La Unión, el Giraldillo de la Bienal de Sevilla y el de El Taranto-, es un tocaor brillante, de notas limpias, concertista de éxito y acompañante ideal para las condiciones artísticas de Guillermo Cano. Se entienden tan solo con una fugaz mirada y disfrutan de la música que los hace cómplices en la búsqueda del ole entusiasta de los aficionados. El recital del jueves en los aljibes fue largo y variado, desde los cantes de gran enjundia, siguiriyas y soleá, a los tangos más festeros, a los nuestros de levante, a unas preciosas alegrías de Cádiz, al tiempo que se acordaba de otros tiempos y otro lugares con unos cantes de ida y vuelta que le vienen como anillo al dedo. Terminó con una serie de fandangos valientes para dejar al público en pie y a la espera de una próxima ocasión.
Llevo varios días disfrutando en directo de una música que, bien hecha, me emociona y me pide el cuerpo escribir que el flamenco no está en peligro, que hay flamenco para rato. Guillermo Cano y Niño de Pura son unos jóvenes veteranos, en plena madurez artística, en un espléndido momento de su carrera. Pertenecen a una generación que ha dado muy buenos flamencos que están triunfando por todo el mundo y detrás de ellos vienen empujando una buena cantidad de jóvenes artistas que estudian a los antiguos maestros y aportan matices propios de un arte que ha de estar vivo. La 40ª Semana Flamenca de El Taranto está ya en su recta final y ya podemos afirmar sin temor a equivocarnos que ha conseguido sus objetivo fundamental: ofrecer a los aficionados unos recitales de primera categoría, en un marco que parece que fuera diseñado hace casi mil años para escuchar buena música. Así mismo, se ha puesto un nuevo peldaño de prestigio para un ciclo cultural que dura ya cuarenta años ininterrumpidos para mayor prestigio de El Taranto y, porqué no decirlo, de la oferta cultural de nuestra ciudad.
Escribe: Miguel H. Pérez. Diario de Almería. Viernes, 20 de mayo.