El pasado viernes 26 de noviembre, recibimos en nuestra Peña, por primera vez, la visita de un joven cantaor malagueño, Andrés Armero que venía acompañado a la guitarra por Fernando Rodríguez.
Empezó cantando una malagueña tradicional que se suele hacer con la letra: “Se me apareció la muerte” o “A buscar la flor que amaba”. Andrés hizo la primera letra. Es una malagueña en la que se aprecian algunos matices de granaína, por eso en la discografía antigua este cante aparece con distintas denominaciones: malagueña, granaína, media granaína, media granaína de Chacón, malagueña del Canario, malagueña de Gayarrito y malagueña de Manuel Torre.
Continuó por una tanda de cantes por soleá, encuadrados en los estilos trianeros desde la apolá antigua de Silverio y la apolá que cantó El Tenazas en el Concurso de Granada de 1922,”Como el correo de Vélez” hasta las aportaciones personales de Marchena, Fosforito y el remate de la soleá de Charamusco.
Andrés anunció rondeñas, hace una salida por Lucena y encadena los tres estilos de rondeñas que conocemos, las dos primeras son las que popularizó Rafael Romero “El Gallina” y la tercera considerada como una aportación personal de Morente. Por granaína y media granaína según la forma de Manuel Vallejo, estuvo brillante con dominio de los tonos altos y bajos.
Por alegrías recordó los aires gaditanos de David Palomar y la adaptación que hizo Morente del poema “Marinero en tierra” de Rafael Alberti.
El cante por siguiriyas, lleno de emoción, fue algo diferente a lo que habitualmente se canta; en primer lugar, el estilo trianero de Antonio Cagancho que Tomás Pavón grabó como “Reniego yo”, después una de las atribuidas a Tomás El Nitri y el cierre con una cabal de Silverio.
Se despidió con unos fandangos de Huelva, con estilos alosneros de Juan María y el remate con el fandango cané, tomando como referencia al cantaor onubense Arcángel.
Andrés causó una muy buena impresión, pues a pesar de su juventud, 22 años, demostró tener un amplio conocimiento de los cantes, fruto de su gran afición y dedicación.
Fernando Rodríguez le hizo un acompañamiento de magisterio. Fernando es un tocaor con gran conocimiento de todos los estilos flamencos, pero además es un conocedor del cante, por eso es el acompañante ideal para cualquier cantaor. De nuevo, una buena noche de flamenco en El Taranto.