Continuando con la programación de recitales, el pasado día 8 de febrero nos visito la cantaora de la Puebla de Cazalla, Ana Ramírez “la Yiya” que vino acompañada por su guitarrista habitual el ecijano Antonio Garcia.
Era la primera vez que Ana nos visitaba, aunque sabíamos de ella desde su paso por la Fundación Cristina Heeren donde estudio con Naranjito, José de la Tomasa y Calixto entre otros destacados maestros. En palabras de su primer director el escritor peruano Fernando Iwasaki, La Yiya pertenece a la primera promoción de artistas flamencos que incorporaron en su formación la tradición y la academia, enseñanzas que puso de manifiesto durante su actuación.
Inicio la noche cantando una malagueña de Chacón que sirvió para dar paso a un amplio repertorio de tientos y tangos, con letras la mayoría de ellas originales y que remató con los clásicos tangos del Titi de Triana. Su tercer pase fue por siguiriyas que hizo tres cuerpos: dos jerezanas y remató con una cabal de Los Puertos. Sorprendió al público la fuerza y entrega que puso en la difícil ejecución de estos cantes que resolvió con brillantez.
Si buena fue su interpretación de las siguiriyas, por soleá se superó a si misma haciendo un recorrido amplísimo por diferentes estilos que ejecutó todos ellos con jondura y compás. En la soleá nos recordó a sus paisanos José Menese y Moreno Galván cuando cantó:
“El rio y su verde orilla
la loma y su viejo olivo,
un pajarito en la rama
y la amapola en el trigo”
El resto de su cante por soleá se ajustó a los estilos tradicionales: Alcalá, La Seneta, Juaniquí y Frijones, consiguiendo emocionar a los presentes que, en definitiva, es la esencia del arte.
Continuó su recitar con dos cantes poco interpretados por los cantaores: la farruca y la mariana. Y la verdad es que para los aficionados es de agradecer recordar estos viejos estilos, cada vez menos escuchados, pero que bien interpretados, como hizo La Yiya, resultan de gran belleza. En la mariana, volvió a recordar a sus paisanos Menese y Moreno Galván con la conocida letra que también cantara su otro paisano Miguel Vargas:
“Cuando tu mere te llame
entorna la puerta,
haz que suene la llave
y déjala abierta.
…………………………….
Amaneciendo juntitos los dos
de tu casa a la mia
de noche suenan
suspiritos y quejas
compañera mia
como una caena”.
Cerró su actuación, como ya es habitual en casi todos los rectales, cantando por bulería con gracia y compás.
El acompañamiento de Antonio Garcia en todo momento se ajustó a las exigencias de la cantaora, demostrando su larga relación artística.
En definitiva otra buena noche de cante en la Peña, donde los jóvenes artistas que nos han visitado, están aportando a las paredes de los aljibes savia nueva que en nada desmerece los viejos ecos acumulados a lo largo de los años.