José de cante recio que enraíza nada más y nada menos que con Manuel Torre, su tío abuelo y José su abuelo e hijo de Pies de Plomo y Tomasa
El viernes 4 de noviembre, continuando con el calendario de recitales programados por la Peña El Taranto para el curso 2016/2017, nos visitaron dos artistas excepcionales: José de la Tomasa y Paco Cortés. José de cante recio que enraíza nada más y nada menos que con Manuel Torre, su tío abuelo y José su abuelo e hijo de Pies de Plomo y Tomasa. Paco, como su hermano Miguel Angel, criado como guitarrista en las zambras del Sacramonte granadino. Ambos dieron un recital completo y lleno de conocimiento y flamencura.
Antes del comienzo, el presidente de la Peña hizo entrega de la insignia de oro de la Peña al guitarrero almeriense Juan Miguel González en reconocimiento a su aportación a la construcción de la guitarra flamenca, lo que dio pie al de la Tomasa para que iniciara su actuación con una composición propia dedicada a la guitarra.
Siguió la actuación por malagueñas cantando en primer lugar la del Mellizo según la versión de Cayetano Muriel, para continuar con la del Canario, que diluyó sin solución de continuidad en el remate por abandolaos. A continuación hicieron un recorrido por los cantes de Cadiz donde Paco Cortes exhibió un toque clásico con gusto y conocimiento. Siguieron con la Bulería por Soleá, pasando a los Fandangos del Niño de la Calza y del Carbonerillo, haciendo una letra dedicada a Almería: a la luz, el mar y las minas. Tras los fandangos vino una serie de cantes abandolaos: Rondeña, Fandango de Lucena para terminar con los clásicos Verdiales de Juan Breva
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El recital iba cobrando intensidad a medida que se sucedían los cante y así llegaron a las Soleares, donde José hizo un recorrido por los distintos estilos desde Alcala a Cádiz pasando por Lebrija. En su ajustado acompañamiento, Paco introdujo en sus falsetas unas escalas que parecían escaparse del flamenco pero que, sin embargo, lo engrandecían ampliando los márgenes de expresión de la guitarra flamenca. A las soleares les siguieron unos magistrales tientos y tangos, para terminar la actuación con siguiriyas, rematadas por dos cabales, mutando la segunda de ellas en compas de burlerías, para terminar por este palo la brillante actuación.
Fue una noche preñada de conocimiento y sabiduría donde se pudieron degustar, en su estilo más puro, los viejos cantes gitanos de Sevilla y Jerez, acompañados de forma ajustada por le virtuosismo y la delicadez del toque de Paco Cortés.
Manuel Torre.