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Peña El Taranto

Página Web oficial de la Peña Flamenca El Taranto, Almería

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critica

“Montse Pérez presentó su disco para clausurar la 40ª Semana Flamenca de El Taranto”, crónica realizada por Miguel H. Pérez

23 mayo, 2011 by El Taranto 01

El sábado al mediodía, como es también tradicional, la Peña El Taranto cerraba la Semana y el curso flamenco con un “vino de hermandad” con sus socios. Antes, se puso la guinda a una tarta de siete pisos, tantos como días inolvidables hemos pasado en los viejos aljibes.

La joven cantaora almeriense Montse Pérez, otra componente de la época de oro del flamenco de nuestra tierra, presentó su nuevo disco “Del deseo”  que cuenta con la producción de Paco Ortega y la participación de cinco destacados guitarristas, entre ellos Antonio “Niño Carrión” que la acompañó con maestría en los cinco cantes que Montse regaló a los asistentes antes de la celebración de cierre: soleá apolá, granaína y media granaína, alegrías, milonga y una siguiriyas (“en un sitio como este yo no tengo más remedio que cantar por siguiriyas”). Montse cantó con muy buen gusto, con una bonita voz y demostrando que su empeño en el estudio le permite avanzar en su carrera de artista flamenca. Un buen final.

Ahora me toca despedirme después de mis seis artículos en el Diario de Almería. Como estoy contento con lo vivido, con mi agradecimiento al periódico y a ustedes queridos lectores, permítanme un brindis con un entusiasta:  ¡Viva la música flamenca!

Escribe: Miguel H. Pérez. Diario de Almería. Domingo, 22 de mayo.

Archivado en:Crítica del Recital, Semana Flamenca Etiquetado con:critica, montse cortes, semana flamenca

“Por vez primera El Taranto entrega su premio grande a una bailaora”, crónica realizada por Miguel H. Pérez

22 mayo, 2011 by El Taranto 01

El día 20 de mayo del año anterior, entre los actos de su Semana Flamenca, la Peña El Taranto organizó una actividad fuera de los tradicionales aljibes (“El Taranto en la calle”), concretamente en el salón de actos del Museo Arqueológico. La actuación del grupo de la bailaora del Zaidín granadino Fuensanta “La Moneta” acabó siendo todo un acontecimiento para los buenos aficionados al flamenco y, en especial, al baile. El coqueto auditorio del Museo se quedó  pequeño ante el interés despertado entre las personas ligadas, como profesores o alumnos, al Conservatorio de Almería, a las que se sumaron aficionados al flamenco, socios o no de la decana peña almeriense. Cuando comenzó el espectáculo había tanta gente de pie como sentada en su butaca. Aquello acabó convirtiéndose en un auténtico acontecimiento cultural que corrió al día siguiente de boca en boca por nuestra ciudad, puesto que Fuensanta, arropada por un grupo espléndido, convirtió al Museo en un manicomio en el que la gente reía, lloraba, gritaba oles como posesos y aplaudía hasta que las manos dolían. Yo no recuerdo un aplauso tan sentido y tan largo, en nuestra tierra, como el que se produjo hace un año al terminar el último baile de la Moneta.

Desde 1983 la peña de la calle Tenor Iribarne viene concediendo un trofeo que premia la mejor actuación de cada año “en cualquiera de los actos organizados por la entidad”. Desde el primero, concedido al inolvidable maestro del cante D. Antonio Mairena, hasta 1994 llevó el nombre de Trofeo “Lucas López” para pasar luego a denominarse Trofeo “El Taranto”. Estos galardones han conseguido carta de naturaleza –la lectura de la lista de premiados impresiona- hasta convertirse en uno de los premios más prestigiosos del panorama flamenco. Al comienzo de la primavera, como es ya una tradición, se reunió el jurado para decidir sobre la mejor actuación del año 2010. El acuerdo de los miembros del jurado fue unánime: Fuensanta “La Moneta”. La decisión suponía una novedad: por vez primera se premiaba a un artista del baile flamenco, en este caso a una joven bailaora de 26 años. Y se creaba un inconveniente. La costumbre no escrita marca el último viernes de la Semana Flamenca de mayo como día de la entrega del premio con una actuación del artista galardonado en la sede oficial de El Taranto. ¿Estaría dispuesta Fuensanta a bailar en el inevitablemente pequeño escenario de Los Aljibes? Fuensanta no solo recibió emocionada la noticia sino que dijo que le ilusionaba actuar en un escenario mítico para ella.

La noche del viernes 20, justamente un año después del acontecimiento del Arqueológico, Fuensanta “La Moneta” hizo grande el escenario de El Taranto con su espectáculo “Extremo Jondo”, 24 horas después de haber bailado en un escenario 7 veces más grande en Marsella (Francia). En un ambiente tan intimista, con un público predispuesto hacia los artistas por afición, el resultado no podía ser otro que el que fue: un éxito rotundo. El baile de la joven granadina produce unas sensaciones –hice un minisondeo cuando terminó el recital- que reconozco no sentirme capacitado para expresarlo con palabras que permitan al lector hacerse una idea cercana a la realidad. La Moneta baila con todas las partes de su anatomía, con una fuerza descomunal, difícil de entender de un cuerpo tan pequeño que se va engrandeciendo a medida que el espectador va siendo arrebatado por algo mágico, ancestral que la artista, en trance, va derramando junto al su sudor en el escenario. No se puede bailar un flamenco más genuino y raro a la vez. No sé si me explico. A la locura colectiva contribuyeron con su arte Enrique “El Extremeño” al cante, Miguel Iglesias a la guitarra y Miguel “Cheyenne” a cargo de la percusión.

Escribe: Miguel H. Pérez. Diario de Almería. Domingo, 22 de mayo.

Archivado en:Crítica del Recital, Semana Flamenca Etiquetado con:bailaora, critica, la moneta, premio, semana flamenca

“Hay flamenco para rato”, crónica realizada por Miguel H. Pérez

20 mayo, 2011 by El Taranto 01

Si no han oído hablar de él o no han tenido la oportunidad de escucharlo cantar, apunten este nombre: Guillermo Cano (Bollullos del Condado –Huelva- 1973). Era la cuarta vez que que actuaba en El Taranto, acompañado  por distintos y muy buenos guitarristas, habiendo dejado siempre aroma de buen cantaor y una cada vez más larga lista de aficionados atentos a su trayectoria. El jueves, en el marco de la XL Semana Flamenca de la Peña El Taranto, Guillermo superó el buen nivel de anteriores actuaciones cuajando un recital pleno de poderío, conocimiento y buen gusto. Un aficionado veterano comentó en voz baja “este muchacho anda sobrao” y es cierto, tiene unas condiciones innatas para cantar que él, no obstante, sabe manejar con arte y buen criterio. Su grito es un grito flamenco, controlado, modulado, sin desafinar media nota. Es muy estudioso, conoce bien los cantes, lo que le habrá ayudado, sin duda, a ganar los más prestigiosos concursos, contando entre sus premios el primer puesto en tres modalidades del Concurso de La Unión. Tuve la oportunidad de hablar con él durante un largo tiempo y me pareció una persona con la cabeza muy bien amueblada que sabe lo que quiere y que es consciente de que ha de conseguirlo a base de trabajo, sacrificio y más trabajo.

Otro aspecto que me llama la atención y que me ayuda a reforzar mi opinión favorable a su categoría es lo bien acompañado que está siempre a la guitarra. Grandes músicos y mejores guitarristas que no se achican y saben dar el toque adecuado a una voz tan potente y medida como la que atesora el onubense. Daniel Navarro “Niño de Pura” (Sevilla, 1966) es, sin duda, uno de los mejores guitarristas de la actualidad y mira que los hay buenos. Es profesor de Flamencología y Guitarra Flamenca en el Conservatorio Superior de Música de Córdoba. Ganador, también, de los premios más importantes – el de La Unión, el Giraldillo de la Bienal de Sevilla y el de El Taranto-, es un tocaor brillante, de notas limpias, concertista de éxito y acompañante ideal para las condiciones artísticas de Guillermo Cano. Se entienden tan solo con una fugaz mirada y disfrutan de la música que los hace cómplices en la búsqueda del ole entusiasta de los aficionados. El recital del jueves en los aljibes fue largo y variado, desde los cantes de gran enjundia, siguiriyas y soleá, a los tangos más festeros, a los nuestros de levante, a unas preciosas alegrías de Cádiz, al tiempo que se acordaba de otros tiempos y otro lugares con unos cantes de ida y vuelta que le vienen como anillo al dedo. Terminó con una serie de fandangos valientes para dejar al público en pie y a la espera de una próxima ocasión.

Llevo varios días disfrutando en directo de una música que, bien hecha, me emociona y me pide el cuerpo escribir que el flamenco no está en peligro, que hay flamenco para rato. Guillermo Cano y Niño de Pura son unos jóvenes veteranos, en plena madurez artística, en un espléndido momento de su carrera. Pertenecen a una generación que ha dado muy buenos flamencos que están triunfando por todo el mundo y detrás de ellos vienen empujando una buena cantidad de jóvenes artistas que estudian a los antiguos maestros y aportan matices propios de un arte que ha de estar vivo.  La 40ª Semana Flamenca de El Taranto está ya en su recta final y ya podemos afirmar sin temor a equivocarnos que ha conseguido sus objetivo fundamental: ofrecer a los aficionados unos recitales de primera categoría, en un marco que parece que fuera diseñado hace casi mil años para escuchar buena música. Así mismo, se ha puesto un nuevo peldaño de prestigio para un ciclo cultural que dura ya cuarenta años ininterrumpidos para mayor prestigio de El Taranto y, porqué no decirlo, de la oferta cultural de nuestra ciudad.

Si no han oído hablar de él o no han tenido la oportunidad de escucharlo cantar, apunten este nombre: Guillermo Cano (Bollullos del Condado –Huelva- 1973). Era la cuarta vez que que actuaba en El Taranto, acompañado  por distintos y muy buenos guitarristas, habiendo dejado siempre aroma de buen cantaor y una cada vez más larga lista de aficionados atentos a su trayectoria. El jueves, en el marco de la XL Semana Flamenca de la Peña El Taranto, Guillermo superó el buen nivel de anteriores actuaciones cuajando un recital pleno de poderío, conocimiento y buen gusto. Un aficionado veterano comentó en voz baja “este muchacho anda sobrao” y es cierto, tiene unas condiciones innatas para cantar que él, no obstante, sabe manejar con arte y buen criterio. Su grito es un grito flamenco, controlado, modulado, sin desafinar media nota. Es muy estudioso, conoce bien los cantes, lo que le habrá ayudado, sin duda, a ganar los más prestigiosos concursos, contando entre sus premios el primer puesto en tres modalidades del Concurso de La Unión. Tuve la oportunidad de hablar con él durante un largo tiempo y me pareció una persona con la cabeza muy bien amueblada que sabe lo que quiere y que es consciente de que ha de conseguirlo a base de trabajo, sacrificio y más trabajo.

Otro aspecto que me llama la atención y que me ayuda a reforzar mi opinión favorable a su categoría es lo bien acompañado que está siempre a la guitarra. Grandes músicos y mejores guitarristas que no se achican y saben dar el toque adecuado a una voz tan potente y medida como la que atesora el onubense. Daniel Navarro “Niño de Pura” (Sevilla, 1966) es, sin duda, uno de los mejores guitarristas de la actualidad y mira que los hay buenos. Es profesor de Flamencología y Guitarra Flamenca en el Conservatorio Superior de Música de Córdoba. Ganador, también, de los premios más importantes – el de La Unión, el Giraldillo de la Bienal de Sevilla y el de El Taranto-, es un tocaor brillante, de notas limpias, concertista de éxito y acompañante ideal para las condiciones artísticas de Guillermo Cano. Se entienden tan solo con una fugaz mirada y disfrutan de la música que los hace cómplices en la búsqueda del ole entusiasta de los aficionados. El recital del jueves en los aljibes fue largo y variado, desde los cantes de gran enjundia, siguiriyas y soleá, a los tangos más festeros, a los nuestros de levante, a unas preciosas alegrías de Cádiz, al tiempo que se acordaba de otros tiempos y otro lugares con unos cantes de ida y vuelta que le vienen como anillo al dedo. Terminó con una serie de fandangos valientes para dejar al público en pie y a la espera de una próxima ocasión.

Llevo varios días disfrutando en directo de una música que, bien hecha, me emociona y me pide el cuerpo escribir que el flamenco no está en peligro, que hay flamenco para rato. Guillermo Cano y Niño de Pura son unos jóvenes veteranos, en plena madurez artística, en un espléndido momento de su carrera. Pertenecen a una generación que ha dado muy buenos flamencos que están triunfando por todo el mundo y detrás de ellos vienen empujando una buena cantidad de jóvenes artistas que estudian a los antiguos maestros y aportan matices propios de un arte que ha de estar vivo.  La 40ª Semana Flamenca de El Taranto está ya en su recta final y ya podemos afirmar sin temor a equivocarnos que ha conseguido sus objetivo fundamental: ofrecer a los aficionados unos recitales de primera categoría, en un marco que parece que fuera diseñado hace casi mil años para escuchar buena música. Así mismo, se ha puesto un nuevo peldaño de prestigio para un ciclo cultural que dura ya cuarenta años ininterrumpidos para mayor prestigio de El Taranto y, porqué no decirlo, de la oferta cultural de nuestra ciudad.

Escribe: Miguel H. Pérez. Diario de Almería. Viernes, 20 de mayo.


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“Dulce alianza en El Taranto”, crónica realizada por Miguel H. Pérez

20 mayo, 2011 by El Taranto 01

Un recital flamenco clásico, en una peña, tiene unas cuantas condiciones necesarias para que el resultado final sea considerado un éxito. Al decir clásico me refiero a dos artistas, un cantaor, cantaora en nuestro caso, y un guitarrista (aquí siempre es un hombre, nunca he llegado a entender el porqué de la desafección de la mujer a la guitarra flamenca profesional) sentados en sendas sillas, solos ante un público presuntamente entendido que los escucha durante algo más de una hora. La primera condición necesaria es la cualificación artística adecuada, condición que la noche del miércoles en El Taranto se cumplía sobradamente: Sonia Miranda y Paco Cortés, son dos artistas de calidad contrastada. La segunda es que haya buen entendimiento entre los dos, que la guitarra se acople bien con la cantaora y lo decimos así porque por algo se dice guitarra de acompañamiento. El guitarrista es quien debe de procurar llevar en volandas a la cantaora, facilitando su lucimiento incluso en detrimento del suyo propio. Esta segunda condición necesaria se cumplió perfectamente con Sonia y Paco. Acostumbrados a trabajar juntos, admiradores del arte respectivo que se sostiene también en una amistad y un cariño mutuo de muchos años, solo había que observar sus gestos en el transcurso del recital para deducir que estaban disfrutando de lo que estaban haciendo, una vez abandonados los nervios lógicos de los primeros momentos. La tercera condición necesaria es la comunión con los espectadores. Si el arte en general para trasmitir emociones ha de contar con la predisposición del público en la música flamenca se requiere una participación muy activa. No es el flamenco la música más adecuada para escucharla como sonido de fondo en el hilo musical.

Esa tercera condición está casi asegurada si se cumplen las dos primeras, siempre y cuando se den otras condiciones complementarias: un público mayoritariamente entendido, que respeta a los artistas, guardando un silencio sepulcral cuando procede y jaleando en su momento como saben hacer los aficionados cabales. En todas estas facetas que valoran al público flamenco, el habitual de El Taranto obtiene matrícula de honor. Los profesionales de cualquier lugar de la geografía flamenca tienen una muy favorable opinión del público que frecuenta El Taranto, la Capilla Sixtina del Cante que dijo D. Antonio Mairena.

Dadas por cumplidas las condiciones expuestas anteriormente y contando con que una de las principales virtudes de Sonia Miranda es la dulzura de su cante, espero haber justificado el título de este artículo que juega con dos marcas genuinamente almerienses, acreditadas y señeras. Con esa voz dulce y, no obstante, poderosa que emociona especialmente cuando Sonia decide arriesgarse, compuso un recital espéndido, redondo y amable por malagueñas, tientos, soleá, farruca, cantiñas y siguiriyas,  para concluir con unas bulerías que regaló a un público que estaba ya entregado. Por cierto, Sonia dedicó las cantiñas a su marido, Rafael de Haro, que estaba confundido entre el numeroso público que llenaba los aljibes. El día del recital se cumplía el décimo aniversario de su boda. Una boda que, rompiendo el tópico de que el hombre se va a vivir a la ciudad de origen de la mujer, ha permitido a Almería engrosar la nómina de buenos artistas flamencos. Nunca en la historia, nuestra tierra ha tenido tantos y tan buenos al mismo tiempo.

Paco Cortés, el gran guitarrista del barrio granadino de El Sacromonte, contribuyó con generosidad en el éxito de Sonia. Premiado por El Taranto en la primera edición del trofeo al mejor guitarrista de acompañamiento, provocó varias veces el ole (en los toros olé) espontáneo de los aficionados y la sonrisa cómplice de la cantaora. Tengo que aprovechar que esta noche tengo a mi lado al maestro, dijo en voz baja. Y bien que lo aprovechó para disfrute de los que allí estuvimos.

Escribe: Miguel H. Pérez. Diario de Almería. Jueves, 19 de mayo.


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“Calixto Sánchez expone una lección magistral en El Taranto y anuncia su retirada”, crónica realizada por Miguel H. Pérez

18 mayo, 2011 by El Taranto 01

En la noche del sábado el recinto de los aljibes presentaba un ambiente más normal, después de los desbordamientos de los recitales anteriores. Cuando comenzó a cantar Calixto Sánchez la peña estaba al completo, es decir, con todos sus asientos ocupados pero sin los espectadores de pie que fueron mayoría el jueves y el viernes. Ambiente tranquilo, el que corresponde a la seguridad que transmite un artista serio, meticuloso como casi nadie en la música flamenca y dotado de unas condiciones físicas privilegiadas que él se ha ocupado de cuidar y mejorar con el entrenamiento y el estudio continuo. En esto es un auténtico número uno, un maestro, maestro por partida doble por ser titulado en Magisterio. Para seguir con la tónica de ir dejando fechas para la historia que viene marcando la 40ª edición de la semana mayor de los tarantos, Calixto Sánchez hizo su aportación particular. Antes de comenzar su recital anunció solemnemente, después de hacer un rápido repaso a su trayectoria artística, que esta actuación suya en El Taranto era la última como cantaor en activo. “Me voy a despedir en la misma ciudad en la hice mi primera actuación con un contrato de artista profesional”, dijo Calixto, al referirse a su primera participación en un festival flamenco de Almería de los años setenta. A pesar de la contundencia de sus palabras, cuando terminó su actuación muchos de los aficionados presentes dudaban de que la retirada fuera efectiva. ¿Cómo se puede retirar alguien después de semejante exhibición de facultades? Máxime cuando lo habitual en el mundo del arte flamenco es estirar todo lo posible, muchas veces indebidamente, la carrera profesional.

No es que no confiemos en la palabra de una persona tan formal pero solo el tiempo nos dirá si su recital del sábado en los aljibes pasa a aumentar la leyenda de este recinto. No olvidemos que Calixto Sánchez ha estado en la primera división del arte flamenco durante más de treinta años, sin bajar nunca a segunda, si me permiten la licencia futbolera. Calixto ha sido un auténtico todo terreno, muy respetado por sus colegas y por los aficionados, incluso por ese alto porcentaje de los mismos que gustan de un flamenco de muy distinto enfoque. Es por esto que ha actuado muchísimo, sin parar de viajar –“no sabes ni en el día que vives”, le dice su mujer- y tiene derecho a jubilarse, a llevar una vida normal. Lo que puede ocurrir, es al menos lo que yo me atrevo a pronosticar, es que el maestro Calixto Sánchez a partir de ahora distribuya sus actuaciones con cuentagotas y solo actúe en donde más le apetezca. Sí mi teoría es acertada, volverá a actuar en la Peña El Taranto.

Su recital del sábado fue una lección de poderío y de buen gusto. Comenzó con los cantes de levante, los cantes de “la tierra” dijo en un guiño al público más localista, para seguir por soleá, por unas muy sentidas y trágicas seguiriyas, para aliviar con unas alegrías con hermosas letras cultas y populares y cerrar con unas bulerías de letras muy graciosas y con músicas adecuadas a su estilo cantaor. El entendido público quedó encantado y así se lo premió con un prolongadísimo aplauso, aunque más de una persona se quedó con ganas de más: “le ha faltado un cantecito”, decían. Buen síntoma, señal de que les gustó. En especial su perfecta vocalización, la cuidadosa elección de las letras y su afán por anunciar y explicar el cante que va a ejecutar. Algún aficionado dice que se pasa y yo digo que es peor subirse al escenario y salvo cantar no decir ni Pamplona. Nadie tiene la obligación de hacer un máster de flamenco antes de ir a disfrutar de un recital.

Eduardo Rebollar le acompañó a la guitarra: un buen profesional, con un toque clásico y ajustado que fue un acompañante perfecto para las características del cante de Calixto. Como para todo es muy exigente y cuida especialmente la elección del guitarrista, al no poder contar con su pareja artística de hecho –Sánchez dixit- , Manolo Franco, apostó por Eduardo. Y volvió a acertar.

Escribe: Miguel H. Pérez. Diario de Almería. Lunes, 16 de mayo.

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