Continuando con el ciclo de recitales abiertos al público, el pasado viernes visitaron la Peña Casto García “Carrete de Almería” y Eduardo Aguilera “El Sosio” que representaban el flamenco almeriense más rancio, el cantaor, y el futuro de nuestro arte, de la mano del guitarrista. Carrete es un cantaor habitual en nuestra Peña aunque en los últimos años se prodiga menos. A pesar de que nunca se dedicó al flamenco de forma profesional, su voz grave y flamenquísima siempre fue su seña de identidad reconocida por todo el mundo flamenco. El paso del tiempo no ha borrado sus ecos mágicos que pudimos volver a escuchar el pasado viernes, sobretodo en los registros más graves de su cante.
Como en él es habitual, comenzó cantando por granaína y malagueña al estilo del que ha sido su principal referencia desde que era niño, el genial José Monje “Camarón de la Isla”. Continuó con Tarantos de nuestra tierra y siguió por su palo fuerte: soleá. Empezó cantando varias de Alcalá y siguió con la de Cádiz para cerrar con la clásica atribuida al jerezano Frijones. Sus fandangos nos recodaron a Chocolate y Niño de la Calzá. No pudieron faltar las bulerías que siempre ha sido otro de los cantes en los que Casto se ha encontrado más a gusto y como siempre, nos recordó los ecos del Tio Borrico de Jerez. Sus dos últimos cantes con los que cerró el recital fueron tangos y siguiriyas. Los tangos los inició con los de la Repompa, para continuar con estilos popularizados por Camarón en su primera época. Por siguiriyas cantó las clásicas de Paco de la Luz y de Manuel Torre.
Nos alegró comprobar la evolución del guitarrista Eduardo Aguilera que desde niño formó parte de la nueva hornada de jóvenes flamencos que surgieron la década pasada en el Barrio de Pescadería. En todo momento se ajustó al cante y brilló en la utilización muy flamenco del pulgar.
El Alpargatero.