Hacía algunos años que no nos visitaba José Valencia que tan buenos recuerdos nos traía. La primera vez que estuvo en la peña, siendo un niño en 1993, vino acompañando al clan de los Pininis; luego no ha dejado de pasar por los aljibes periódicamente. En esta ocasión vino acompañado del guitarrista malagueño Juan Requena con el que habitualmente forma pareja.
Magistral fue el inicio del recital ya que hizo un amplio recorrido por toda la geografía de la soleá. Empezaron con la soleá corta de Triana, continuando por Alcalá y la Roezna, pasando luego a su tierra con el estilo de Juaniquí, para volver a la corta de Triana, y continuar con estilos de la Serneta, de Cádiz, otra vez Lebrija, Alcalá y remató por Cádiz.
En segundo término cantó por malagueñas, que inició con un estilo antiguo que recordaba los orígenes abandolaos de este cante y que interpretó de una forma muy personal; la segunda malagueña que hizo es la atribuida al Chato de las Ventas el cual recreó una de las de la Trini que José remató recordando al Mellizo; terminó con dos cantes de Juan Breva donde intercaló un estilo de Lucena. Por tientos siguió referencias clásicas muy influidas por Lebrija. Por tangos se centró en los estilos trianeros que popularizara Pastora, destacando el particular acompañamiento de Juan Requena muy personal y pleno de compás.
Continuó cantando una taranta que El Cojo de Málaga grabara denominándola como “levantica”, nombre por el que se le conoce desde entonces. Las cantiñas las inició con la romera para pasar al Pinini y terminó con una cantiña antigua que apenas se canta en la actualidad: la rosa. A continuación hizo un amplio recorrido por siguiriyas, acordándose de los cantes de El Nitri, los jerezanos Manuel Torre y Paco de la Luz; luego Silverio y rematando con cabales al estilo que hacia Juan Peña. Cerró con un amplio recorrido de bulerías al estilo de Lebrija con sólo acompañamiento de palmas.
Mención especial hay que hacer del toque de Juan Requena que en todo momento estuvo al servicio del cantaor, marcándole el compás y armonizando las melodías con acordes muy personales que facilitaban el desarrollo del cante.