Como es tradicional en la Peña el Taranto, en la segunda semana de enero, se reanudaron los recitales y en esta ocasión tuvimos la suerte de contar con un cantaor emergente que, en muy pocos años, se ha situado en la primera línea del panorama flamenco. Vino acompañado de su tocaor habitual, Antonio de Patrocinio hijo, con el que mantiene una compenetración tal que resulta difícil distinguir entre cante y toque, ya que ambos se funden en un todo uniforme durante sus interpretaciones, de forma que el resultado no es una sucesión de estilos y letras de cada uno de los cantes que realizan, sino que cada cante es una obra completa donde se mezclan voz, guitarra y silencios en un todo uniforme con un principio y un final.
Inició el Granaíno el recital cantando por Soleá, primero con los estilos de Alcalá para terminar con Cádiz y los Puertos, centrándose en el tercio con gusto y compas. Continuó con una personalísima interpretación del poema de García Lorca, La Leyenda del Tiempo, en la versión por tientos de Enrique Morente. No se puede hacer mejor homenaje a sus paisanos Lorca y Morente que la interpretación que realizó Pedro el Granaíno llena de emoción y jondura que hizo vibrar a los aljibes. Continuó por levante con tres estilos diferente: El taranto, la taranta de La Gabriela, que popularizó La Niña de los Peines y acabó con una taranta de Linares de la cosecha de Pepe Marchena. Demostrando conocimiento y buena ejecución por estos palos tan difíciles de ejecutar correctamente. Su cuarta interpretación nos llevo por la senda de la siguiriya, con los estilos de Diego el Marrurro y Manuel Torre, rematados con una cabal de Silverio que realizó de forma magistral. Al cante por siguiriyas hay que darle su aire de dramatismo, Pedro lo hizo y, con su expresividad, consiguió que se alcanzaran los momentos más emotivos de la noche. A continuación cantó por Bulerías donde mezcló de forma admirable músicas de Camarón con la famosa siguiriya de Tomás Pavón “Reniego yo”, lógicamente manteniendo el compás de bulerías, siendo, éste, otro de los momentos álgidos del la noche. No decayó la tensión en los Tangos que siguieron donde nos recordó una vez más a Enrique y a Camarón, a los que él reconoce como sus maestros junto a Tomás Pavón. Finalizó la noche con una tanda de Fandangos que terminó interpretando de pie agarrado a la silla y fueron el colofón de su actuación.
Una noche grande de flamenco para abrir las puertas del nuevo año en los aljibes árabes de la Peña El Taranto.
Fdo. Manuel Torre,